
Título original: "When We Were Kings" (1996)
Dirección y guión: Leon Gast; con Muhammad Ali, James Brown, George Foreman, BB King, Spike Lee, Don King, Norman Mailer, George Plimpton y otros.
Retrato de la época en 1974 en EEUU: la resaca del Watergate y la dimisión de Nixon, el activismo negro y, sobre todo,

La película narra los preparativos y los acontecimientos que tuvieron lugar en los días previos a la celebración del histórico combate entre Clay y Foreman,



“When We Were Kings” retrata aquellos días desde una perspectiva no deportiva sino de otro matiz: sociológica, histórica, popular, política.


Como Spike Lee comenta en este excelente documental ganador de un Oscar, “Muhammad Ali era un raro espécimen: era guapo, atlético, el más fuerte, el más rápido, carismático”, era único. Su boxeo era elegante, único, impredecible con un juego de piernas incomparable, unos puños increíblemente veloces para su peso: era un “peso pluma” de 100 Kg. Y su cara casi no se hinchaba en el ring.

Socialmente era igual de admirable. Aun a riesgo de sacrificar su carrera por sus ideales, no renunció a ellos en ningún momento. Un genio de la verborrea, un personaje de película, uno de los grandes de la historia del deporte. Ese era Ali. Alguien como él merecía un largometraje a su altura. Y en “Cuando éramos reyes” se consigue, superando las expectativas.
Tras ser marginado y castigado injustamente por su propio país (guerra de Vietnam) y con un físico que ya no era el mismo que cuando derrotó a Liston, nadie esperaba que el desenlace que se iba a producir.

Foreman, La Bestia. Un boxeador cuyos oponentes no duraban más de dos asaltos en pie. Una de las mayores pegadas, uno de los que más victorias acumulan por K.O. de la historia, aquel que derrotó al genio Frazier en dos asaltos. Cualquiera temblaría si se tuviera que enfrentar a una mole como él.

Viendo todos estos datos nadie apostaría por el viejo y fanfarrón Ali, pero este hizo uso de algo que nadie esperaba necesitarse en boxeo: la inteligencia.
Fuera del cuadrilátero. Puso a su favor a todo un país: se relacionaba con gente de a pie, adulaba a los zaireños, utilizando una de sus mejores virtudes: la palabra. Toda una comunidad contempló a Ali como un héroe y a Foreman como el villano, el cual no hizo mucho por remediarlo: se recluyó en su hotel durante toda su estancia en Zaire. Así en el combate, la gente ensordecía el estadio con la frase “¡Ali bomaye!” (Ali mátalo); el daño mental que sufrió Foreman con esta frase decidió el combate.
Dentro del cuadrilátero. Cassius Clay realizó una de las estrategias más brillantes de la historia del boxeo; hizo creer a todo el mundo que iba a “bailar”, a moverse como solo él sabía cuando su estrategia era bien distinta: provocar y cansar al contrincante y posteriormente machacarle.

Un documental de gran valor histórico, sociológico y político retrato de 1974, una época de activismo negro en la que Muhammad marcaría un antes y un después para su raza: todo un fenómeno que va más allá de un combate de boxeo.
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