Este ciclo está dedicado a aquellos géneros cinematográficos que por lo general no se ven reflejados en los ciclos de cine-debate o cine arte, como por ejemplo, el cine clásico, el cine bizarro, la ciencia ficción, el cine negro, el erótico, el de terror, el spaghetti western, el blaxploitation, el anime, el cine clase 'b' en general y otros géneros. Dentro de estos subgéneros cinematográficos pueden encontrarse verdaderas joyas cinematográficas, como así también las peores películas de la historia; pero si hay algo que todas tienen en común es su garantía de diversión. Esperamos que lo disfruten.

Los Cínecos



PROGRAMACIÓN AÑO 2014

Il Sorpasso

Viernes 5 de diciembre
en el Teatro Independencia


Título original: "Il Sorpasso" (1963)

Dirigida por Dino Risi; con Vittorio Gassman, Jean Louis Trintignant, Catherine Spaak y otros

Una típica crónica italiana de los años sesenta. Con en la extrovertida personalidad de Gassman, el argumento, en el que intervino un joven Ettore Scola, describe la amistad de un vividor prefesional y un tímido, facilmente modelable estudiante que recibe sus lecciones de viveza en una Roma inesperadamente desdoblada por las vacaciones, aunque siempre palpitante en fiestas y reuniones de la alta burguesía.

Dino Risi consiguió del film una dimensión emblemática que ganó en popularidad a otros títulos suyos quizás más comprometidos y ambiciosos.

"Il sorpasso", vista a la distancia, se ha convertido en el documento visual-auditivo que mejor revela la eclosión de un estado de súbito bienestar socioeconómico de la cultura peninsular, después de los amargos años de privación de la posguerra. En 1962 Italia vivía, en efecto, una euforia de expansión y consumismo: fue la fiebre de los electrodomésticos, el turismo, la moda, los festivales de música, los temas bailables de Peppino di Capri y la exultante incitación a volar de Domenico Modugno, los shows de la TV, la diversión playera y, sobre todo, la pasión por los autos. La apoteosis de los nuevos "automovilistas ("i motorizzati") dio lugar a varias comedias. "Il sorpasso" fue la más notoria.

Pero, además, la de Risi era una gran comedia. Con una apariencia de entretenimiento veraniego, la acción -según el argumento de Ettore Scola y Rugero Maccari- presenta al inefable e incontenible Bruno, una creación de Vittorio Gassman que dio lugar a un arquetipo: el fanfarrón que hace sonar el claxon de su Alfetta Spider (una "máquina" que se convirtió en legendaria) y se burla de los demás automovilistas de la ruta adelantándoseles a toda velocidad (eso es, en Italia, un "sorpasso"), seduce mujeres y con su simpatía conquista a todo el mundo. En su paseo por los alrededores de Roma, en ese tórrido agosto arrastra a un pusilánime estudiante de derecho (Jean-Louis Trintignant), que resultará la víctima trágica de las bravuconadas automovilísticas de Bruno.

Vittorio Gassman, que en 1960 habia dado un adelanto de su personaje en "Il Mattatore", recuerda de "Il sorpasso" la secuencia en la que su incontenible Bruno baila con la mujer de un empresario en un restaurante de la ruta. "Y a mí me salió del alma algo impensado." Gassman-Bruno, en efecto, se separa un poco de su compañera de baile y, al ver el efecto arrobador de sus mimos, le espeta el inmortal comentario fanfarrón: "Modestamente..." El actor evoca ese rapto inefable: "Si entre mis muchísimos films yo tuviera que elegir uno, sería "Il sorpasso", porque aquel "Modestamente...", para mí fue mi Hamlet".

Este es el tema principal de la película:


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A Quemarropa

Viernes 12 de Diciembre
en el Teatro Independencia


Título original: "Point Blank" (1967)

Dirigida por John Boorman; con Lee Marvin, Angie Dickinson, Keenan Wynn, Carroll O’Connor, Lloyd Bochner, Michael Strong, John Vernon, Sharon Acker, James Sikking, Sandra Warner.
Guión de Alexander Jacobs, David Newhouse sobre la novella The Hunter de Donald E. Westlake.

Walker (Lee Marvin) es traicionado por su mejor amigo Max Reese y su esposa Lynn cuando recibían en la abandonada prisión de Alcatraz la entrega de una gran cantidad de dinero procedente de una organización criminal. Dejándolo herido y dándolo por muerto lo abandonan desangrado en una celda de la famosa penitenciaria. Walker buscará venganza y su parte del botín; para ello intentará localizar a la pareja en la ciudad de Los Ángeles.

Estupendo y estremecedor thriller dirigido por el siempre excepcional John Boorman y basado en la novela "The Hunter" que Donald Westlake escribió en 1964 aunque con el pseudónimo de Richard Stark; Marvin interpreta a uno de los personajes más duros de toda la historia del cine americano.
Lee Marvin y John Boorman se encontraron por primera vez mientras el primero rodaba “Doce del patíbulo”. Lo que empezó como un mero conocimiento terminó siendo una relación de profunda amistad, que al poco se materializó en el deseo de ambos por trabajar juntos en una película. Y quiso el destino que cayera en su manos una sólida novela de un tal Robert Stark, pseudónimo tras el que se ocultaba Donald E. Westlake.
La feliz alianza dio como resultado una magnífica película en la que muchos quieren seguir viendo influencias de la vanguardia de la Nouvelle Vague francesa, en especial de “Alphaville”, de Jean-Luc Godard, y de su personaje central Lemmy Caution, del que Walker, el personaje de Lee Marvin, toma prestadas algunas porciones de su filosofía vital.

Boorman pues, nos lleva a la ciudad de Los Angeles y nos mete dentro del cuerpo de un tal Walker, un hombre que es dado por muerto después de ser traicionado por su amigo, un gángster llamado Mal Reese, y así vamos descubriendo que este es el amante de la esposa de Walker. Cuando este se cura de sus heridas quiere recuperar a toda costa los noventa mil dólares que ambos robaron, y para ello trama un plan de auténtica venganza...

La película cuenta con un ritmo verdaderamente inteligente a la vez que inspiradísimo, ya que unas veces lo hace de forma pausada para dar un giro vertiginoso en otras ocasiones, cosa que hace de la película una historia sumamente interesante y además aderezada con algunas escenas subidas de sexo -por aquel entonces, por supuesto.

Soberbia la fotografía en color de Philip H. Lathrop y plasmando de forma perfecta el formato panorámico para lograr al máximo esos paisajes tanto inmensos como desoladores de la gran ciudad, y muy buena a la vez la banda sonora de Johnny Mandel. Hay que destacar la presencia de John Vernon (Topaz), aquel gran actor secundario con la cara picada de viruela que le da vida a ese traidor gángster llamado Mal Reese.

Una película llena de puro nervio y dotada al más puro estilo del cine negro en plena era psicodélica, y que sigue siendo tan cautivadora como el día de su estreno.
Como curiosidad, esta película fue la primera en rodarse en la prisión de Alcatraz tras su cierre definitivo en 1963.

Ver trailer:

La Llave

Viernes 19 de Diciembre
en el Teatro Independencia


Titulo Original: "La Chiave" (1983)

Dirigida por Tinto Brass; con Frank Finlay, Stefania Sandrelli, Franco Branciaroli, Barbara Cupisti, Armando Marra y otros.
Música: Ennio Morricone

Un matrimonio celebra su vigésimo aniversario de boda en la década de los cuarenta. En el transcurso de una conversación descubren sus respectivos diarios íntimos. En ellos se especifican sus más intensas pasiones y sus más inconfesables fantasías sexuales. Basada en una historia del premio nobel japonés Junishiro Tanizake, "La Llave" levantó una enorme polémica por su alto contenido erótico.

Una de las obras maestras del gran erotómano italiano Tinto Brass. Luego de filmar "Calígula", Brass dejó de lado el cine convencional, y se dedicó de lleno al erotismo fílmico mediante títulos como La chiave (1983), Miranda (1985) y Capriccio (1987), que se recreaban en la exhibición de desnudos, con el propósito de fustigar, hedonismo mediante, la hipocresía social y la censura imperantes en el resto de los filmes comerciales.

En 1988, Brass le confesó a la revista Ciak que “el erotismo es sobre todo un hecho de lenguaje, un significado, una forma. Y para alguien que, como yo, trabaja con problemas de lenguaje, está claro que el erotismo es un argumento extremadamente estimulante. Es más, el gusto por la provocación es una ganzúa para violentar la caja fuerte de esta cultura herrumbrosa. Conseguí hacer La Chiave veinte años después de haber comprado los derechos del libro, gracias a que el productor Giuseppe Bertolucci aceptó hacerla, y a Stefania Sandrelli, que por su forma personal de transgredir dijo ¿por qué no? En ningún caso reniego de nada de lo que he hecho en el cine, a excepción de no haber sacado definitivamente mi crédito de los filmes que me fueron quitados de las manos, Salón Kitty y Calígula, que no pude montar. El montaje es para mí una función muy creativa e importante. Suelo rehacer los filmes en el montaje de un modo muy personal. Allí me olvido de todo lo que escribí en el guión, de las intenciones de las tomas, y razono sólo con lo que la película me comunica, a nivel de emoción, de sensación”.

Esta es una parte de la banda de sonido, de Ennio Morricone:


Ver trailer:

El Pasajero De La Lluvia

Martes 30 de diciembre en el Teatro Independencia a las 19 hs.

Título Original: "Le Passager De La Pluie" (1970)

Dirigida por René Clément; con Marlène Jobert, Charles Bronson, Annie Cordy, Gabriele Tinti, Jill Ireland, Jean Gaven, Ellen Bahl y Marc Mazza.
Música: Francis Lai

La esposa de un aviador es violada por un desconocido, pero por alguna razón, todas las sospechas de un crimen recaen sobre ella. René Clement arma, sobre esta inusual premisa, un thriller psicológico sorprendentemente eficaz y original. Clement, uno de los directores clave para entender la posguerra francesa, se aventura con un un producto comercial en este filme, que incluye en el reparto a un impecable Charles Bronson y a una sorprendente Marlene Jobert en el mejor papel de su carrera.

Premios:
1970: David di Donatello: David especial para Marlène Jobert.
1971: Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa

Este es el tema principal de la película, compuesto por Francis Lai:


No se consigue el trailer. Lo mejor que pudimos encontrar es esta escena, espantosamente doblada al ruso encima de la película:

La Novia Del Monstruo

Domingo 9 de noviembre en el Teatro Independencia
Homenaje a Bela Lugosi

Título original: "Bride Of The Monster" (1955)

Dirigido por Edward D. Wood Jr.; con Bela Lugosi, Harvey B. Dunn, Loretta King y Tony McCoy.

Un científico loco (Bela Lugosi) crea un gigantesco pulpo que provoca los más variados rumores acerca de la acechanza de un "monstruo del pantano". Pero esto sólo es una actividad extra-curricular, ya que su verdadera ocupación es la de secuestrar seres humanos para someterlos a una radiación que los convertirá en super-hombres con los cuales planea que el mundo le rinda pleitesía.

Dentro del numeroso grupo de filmes de ciencia ficción y terror de la época, esta película tiene dos atractivos especiales para cinéfilos: que ha sido dirigida por el zar del cine Z Edward D. Wood Jr., y que muestra a un Bela Lugosi aún vigoroso para recitar largos parlamentos y mostrar un verdadero tour de force de gestos y movimientos de mano (no solo su clásica torsión de nudillos húngaros de Drácula sino el enlazamiento de manos inmortal de White Zombie).



La historia no tiene nada que envidiarle a otras películas de la época de productoras grandes y, sorprendentemente, posee una lógica y continuidad aceptable (solo rota por una escena en la que el personaje de George Becwar camina por el medio del pantano: en ese momento el día se convierte en noche y a continuación vuelve a ser de día) y hasta podría decirse que tiene ritmo (salvo uno o dos bachecitos donde se nota que determinados personajes recitan diálogos de relleno).


Ed Wood no solo se ciñó a una narración cinematográfica sino que también hizo lucir a su actor principal; esto, teniendo en cuenta la restante obra del director, es un auténtico logro. Pero al mismo tiempo, la ausencia de errores garrafales y pifias hace que la película tenga menos momentos graciosos que, por ejemplo, "Plan 9 From Outer Space" (Vampiros del Espacio, 1960).

De todas maneras, el ya mítico parlamento de Lugosi sobre los "Superhombres Atómicos", uno de los mejores de su carrera y uno de los grandes momentos de la historia del Cine, justifica ampliamente su visionado.

Ver trailer:

El Gato Negro

Domingo 9 de noviembre en el Teatro Independencia
Homenaje a Bela Lugosi

Título original: "The Black Cat" (1934)

Dirigido por ; con Bela Lugosi, Boris Karloff

Primer encuentro de dos íconos cara a cara, después de haberse encumbrado en el más mítico cine de terror con sendas criaturas del más arraigado imaginario fantástico. Bela Lugosi después de Drácula (1931), y Boris Karloff tras su Frankenstein (1931), juntos en el celuloide por primera vez, y ser conscientes ellos mismos de la mitología de tal encuentro, "El gato Negro".

Un matrimonio en plena celebración de Luna de Miel (David Manners y Julie Bishop) se dirigen en tren por Centro Europa hacia Hungría, cuando por un error en la venta de billetes, se ven obligados a acoger en su cabina al enigmático Dr. Witus Werdegast (con la mirada penetrante de Bela Lugosi), que va a visitar a un viejo compañero de la guerra, Hjalmar Poelzig (un Boris Karloff más endemoniado que nunca). Cuando llegan a su destino y comparten un coche de caballos debido a una copiosa lluvia, un accidente les deja estancados en medio del camino. Por suerte, la mansión donde vive Poelzig está cerca y podrán refugiarse allí de la tormenta. Pero cuando lleguen, descubrirán que las intenciones de Werdegast distan mucho de ser una simple visita de viejos amigos.

Basada muy someramente en un relato de Edgar Allan Poe (en lo que sería la trinidad del terror de todos los tiempos, junto a Karloff y Lugosi), el guión de Peter Rauric consigue que hasta casi el final de la cinta no tengas del todo claro cuál de los dos es el más diabólico, el verdadero villano de la cinta. Con dos protagonistas así, la elección no esta nada clara, y varios giros en el guión hacen jugar con la decisión del espectador hasta que la marcha imparable del mal pone a cada uno en su sitio. Es esta una de sus bazas más conseguidas, ya que realmente no se decide quién es héroe o villano (si es que hay tal distinción) hasta prácticamente la resolución de la trama.

Es posiblemente el ejemplo más claro de que el cine de terror de la Universal de estos años es el directo heredero del expresionismo alemán de la década anterior, y lo es por varios factores a comentar. Con una escenografía digna de la Bauhaus, de ambientes fríos y geométricos, la mansión de Poelzig, el personaje interpretado por Karloff, es todo un museo de los horrores alejado de la truculencia, pero inmerso en el desasosiego más infectado por el mal y lo demoníaco.
Una arquitectura de líneas rectas, trucos de relieve falso o al menos creadores de un vértigo confuso que crea una atmósfera que casi nadie consideraría un hogar, si no es del mal en sí mismo.
El uso de la iluminación, potenciando situaciones y rostros endemoniados, es casi un actor más que cumple con su papel de regar toda la tierra base del film en pesimismo y maldad palpable. Pero a la vez, juega con las emociones creadas al alternar ese expresionismo visual con una suavidad más propia incluso del melodrama, un poco edulcorada incluso, como el principio que no hace presagiar la presencia diabólica emergente, o ciertas escenas de día, como la determinante partida de ajedrez. En otras, los matices crean una estampa de caracteres pictóricos, como el atardecer que indica al personaje de Karloff la llegada de su momento crucial.

Las sombras juegan un papel determinante, y las diversas estancias van desde la frialdad hotelera de los dormitorios de invitados (con recurrente juego de puertas para confusión de encuentros, una señal más de la teatralidad de la propuesta), a la turbación onírica de los sótanos, con las mujeres suspendidas en sarcófagos transparentes como celestiales ángeles de la muerte, o al sala principal donde se llevan a cabo los ritos satánicos del morador de la casa de los horrores. Combina todo esto con un romanticismo latente, bizarramente entendido, pero cuyo resultado se desvela fascinador y subyugante para el espectador.

No es vano, Edgar G. Ulmer, su director, venía de Alemania, de haber trabajado en el Burg Theatre con Max Reinhardt, personalidad excepcional en la renovación del teatro moderno, de cuya escuela salieron gente como Max Shreck o F. W. Murnau. Precisamente con este último trabajó en la escenografía de El Último (Der letzte mann, 1924) y Fausto (Faust, 1926), en Alemania, y Amanecer (Sunrise, 1927) y Tabú (1929) cuando se trasladaron a EE.UU.

Su estilo se hace patente durante toda la cinta, con su estilo narrativo escueto, con pocos personajes y escenarios, una concepción lumínica personal y al servicio del dramatismo de la historia, a lo que hay que añadirle un presupuesto bastante exiguo, lo que le obligaba a potenciar sus virtudes con los más variados recursos e ingenio.
Esta economía es más patente en el ritmo narrativo de la película, posiblemente su mayor handicap, al parecer a veces excesivamente teatral no por aspecto sino por concepción, con las escenas muy delimitadas y unos saltos más propios del cambio de escenario que de las innumerables posibilidades del cine en esa época. Aunque esto no provoca que la historia tenga fisuras, ya que ya sea por su sencillez o su ejecución, el hilo narrativo discurre sin problemas y con los recovecos antes comentados entre los dos maestros del mal.

El duelo narrativo está servido por las que por aquel entonces eran las dos estrellas más rutilantes del fantástico de la Universal, mil veces mitificadas por su supuesta rivalidad (inexistente en realidad).
La escena clave del film es aquella en la que los dos protagonistas juegan una partida de ajedrez que decidirá el destino de los personajes implicados, mientras estos se pasean alrededor ignorantes de su condición de peones en manos de los dos más grandes marionetistas de lo espeluznantes.
Paradójicamente rodada exenta del resto del dramatismo vigente durante casi todo el metraje en la mansión, es sin embargo decisiva, aunque nosotros como espectadores adivinemos cuál va a ser el fatal desenlace.

Juego de demonios, no sería la única colaboración de los dos reyes de los terrorífico, pero sí es un buen comienzo para un matrimonio extrañamente avenido, en la siempre entrañable y horrorosa familia del terror de la Universal.

Ver escena:

Yo, Cristina F.

Domingo 30 de noviembre en el Teatro Independencia

Título original: "Christiane F. - Wir Kinder vom Bahnhof Zoo" (1981)

Dirigida por Uli Edel; con Natja Brunckhorst, Thomas Haustein, Jens Kuphal, Christiane Reichelt, David Bowie y otros.
Música: Jürgen Knieper y David Bowie

Crudísimo relato sobre el efecto de las drogas en la juventud. Christiane es una adolescente de apenas 14 años que poco a poco se va enganchando a la heroína, hasta el extremo de tener que prostituirse para pagarse su dependencia. Basada en hechos reales, su crudeza no evitó que tuviera un considerable éxito de taquilla en Europa.

Kai Hermann y Horst Rieck son dos periodistas alemanes que estaban haciendo una investigación sobre los problemas de la juventud en Alemania. Conocieron a la verdadera Christiane cuando ésta se presentó en un tribunal de Berlín en calidad de testigo, las dos horas de entrevista que tenían previsto con ella se convirtieron en meses y de ahí nació el bestseller: "Yo Christiane F", también conocido como "Los hijos de la droga".

Y de ahí se dio paso a la película con Uli Edel, un director bastante desconocido (y desaprovechado) que luego se encargaría de una película todavía más cruda, si cabe, como es "Última Salida Brooklyn".

Se trata de una historia real, basada en la vida de Christiane Vera F, una drogadicta alemana de tan sólo 14 años, que fue capaz de sobrevivir al infierno. No tuvieron tanta suerte otros de sus compañeros de tragedia. Resulta impactante observar cómo Cristina, la protagonista, pasa de ser una niña angelical a convertirse en una heroinómana callejera, reflejando con horror la degradación humana a la que puede llegar cualquiera sólo por probar “a ver qué se siente” con la heroína.

"Yo, Cristina F" (chanzas políticas nacionales aparte) es una película dura, muy dura que no hace ningún tipo de concesión. A destacar los actores que lo hacen notablemente a pesar de su juventud, una fotografía sucia acorde con los lugares y personajes que se nos presenta y todo acompañado por la música de David Bowie.

Para escuchar parte de la banda de sonido, cliquea aquí:


Ver trailer:

Zabriskie Point

Viernes 3 de octubre

Título original: "Zabriskie Point" (1970)

Dirigida por Michelangelo Antonioni; con Mark Frechette, Daria Halprin y Paul Fix.
Con música de Pink Floyd.

Un retrato épico de finales de los sesenta, contado a través de sus protagonistas: una estudiante de antropología que trabaja en una empresa que está construyendo en el desierto de Los Ángeles y un estudiante que es buscado por las autoridades por la supuesta muerte de un policía durante un disturbio estudiantil.

Después del extraordinario film "Blow-Up", Zabriskie Point iba a ser el trabajo más importante de Michelangelo Antonioni, un retrato de los Estados Unidos (y de la sociedad occidental, en guerra consigo misma) de finales de los sesenta. Al mismo tiempo iba a ser el tipo de pelicula con el financiamiento y facilidades técnicas que solo un estudio como Metro-Goldwyn-Mayer podía afrontar.

Cuando se hizo esta película, el movimiento hippie ya era mainstream y las ideas de la contracultura ya estaban bien establecidas -de otra manera no hubiera sido posible filmar semejante filme.

Sin embargo, las ideas izquierdistas de Antonioni le trajeron varios problemas: desde el acoso de los grupos que se oponían a la realización de la película alegando "anti-americanismo", el FBI metiendo las narices, los guardaparques de Death Valley (el Valle de la Muerte) que no le querían dejar filmar porque creían que iba a montar una orgía, el Sheriff de Oakland (California) acusando al director de provocar los disturbios que filmó, el fiscal de Sacramento acusándolo de conducta inmoral y de anti-americanismo, hasta el asedio de los estudiantes anti-establishment que sentían que estaban siendo "vendidos".
Y como si todo esto fuera poco, la censura. El final original de la película era una toma de una avioneta escribiendo en el cielo "Fuck You America", que fue cortada por el presidente de MGM, Louis F. Polk, junto con otras escenas. Su sucesor James T. Aubrey restauró algunas escenas, pero no esa del final.

El mayor crédito del film está en la enorme belleza de las escenas, que ya por sí solas hacen que la película valga la pena y demuestran que Antonioni estaba adelantado a la mayoría, y por supuesto, en la música que las acompaña.

La mayor parte de la banda sonora está a cargo de Pink Floyd, que para ese entonces ya eran la banda más importante del underground inglés. Los Pink Floyd pasaron más de un mes en Roma, trabajando 12 horas diarias sin ningun éxito tratando de complacer a Antonioni. Incluso rechazó un tema de piano compuesto por Richard Wright, que luego fuera utilizado por la banda con el nombre de "Us And Them", en el álbum "The Dark Side Of The Moon" -el disco más vendido de la historia.

En la biografia de la banda "Saucerful Of Secrets: The Pink Floyd Odyssey" de Nicholas Schaffner (1991), el bajista del grupo Roger Waters recuerda la experiencia: "Nosotros podiamos haber hecho todo en cinco dias.... Pero Antonioni ... Yo recuerdo que el tenia este terrible acento 'E muy belo, ma e muy triste,' o sino 'E muy fuerte.' Siempre habia algo que lo alejaba de ser perfecto. Tu cambiabas lo que estaba mal y el seguia infeliz, fue un infierno. Un verdadero infierno."

A pesar de todo, la "película maldita" de Antonioni es más que interesante, con una impactante fotografía y una banda de sonido que hizo historia. Sin duda es uno de esos films que representan el espíritu de toda una época.


"Una película transgresora y militante, en la que el cineasta viajaba al corazón del inconformismo juvenil en Estados Unidos, desde los campus universitarios hasta el Valle de la Muerte. Y lo hacía llevando consigo su nihilismo, su desesperación y su desencanto. No es un filme perfecto, desde luego, y su estética, deudora como lo es de su época, puede resultar difícil. Pero sí es un grito de guerra. Desesperado y lúcido al mismo tiempo." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)

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Aquí van dos temas de la banda de sonido: