Este ciclo está dedicado a aquellos géneros cinematográficos que por lo general no se ven reflejados en los ciclos de cine-debate o cine arte, como por ejemplo, el cine clásico, el cine bizarro, la ciencia ficción, el cine negro, el erótico, el de terror, el spaghetti western, el blaxploitation, el anime, el cine clase 'b' en general y otros géneros. Dentro de estos subgéneros cinematográficos pueden encontrarse verdaderas joyas cinematográficas, como así también las peores películas de la historia; pero si hay algo que todas tienen en común es su garantía de diversión. Esperamos que lo disfruten.

Los Cínecos



PROGRAMACIÓN AÑO 2014

El Pasajero De La Lluvia

Jueves 1 de julio a las 18 hs.

Título Original: "Le Passager De La Pluie" (1970)

Dirigida por René Clément; con Marlène Jobert, Charles Bronson, Annie Cordy, Gabriele Tinti, Jill Ireland, Jean Gaven, Ellen Bahl y Marc Mazza.
Música: Francis Lai. (120 min.)

La esposa de un aviador es violada por un desconocido, pero por alguna razón, todas las sospechas de un crimen recaen sobre ella. René Clement arma, sobre esta inusual premisa, un thriller psicológico sorprendentemente eficaz y original. Clement, uno de los directores clave para entender la posguerra francesa, se aventura con un un producto comercial en este filme, que incluye en el reparto a un impecable Charles Bronson y a una sorprendente Marlene Jobert en el mejor papel de su carrera.

Premios:
1970: David di Donatello: David especial para Marlène Jobert.
1971: Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa

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Noche En La Ciudad

Jueves 8 de julio a las 18 hs.

Título original: "Night And The City" (1950) (También conocida como "Siniestra Obsesión")

Dirigida por Jules Dassin, con Richard Widmark, Gene Tierney, Googie Withers (101 min.)

“Noche en la Ciudad” fue la última película que Dassin realizó para un estudio hollywoodense (Twentieth Century- Fox), previamente a su autoexilio. Tuvo que ser rodada en Londres, debido a la persecución de la que ya estaba siendo víctima por parte del senador Joseph McCarthy y el el HUAC (Comité de Actividades Antinorteamericanas), sobre todo luego que Edward Dmytryk y Frank Tuttle mencionaran su nombre en una de sus funestas audiencias.

Harry Fabian (Richard Widmark), un timador de poca monta que trabaja en un club nocturno, desea triunfar, ser reconocido, pero no encuentra el camino. De manera inesperada se le presenta la oportunidad de incursionar en el negocio de la lucha grecorromana, al que no dudará en ingresar, valiéndose de engaños.

Los oscuros recovecos de la Londres de postguerra y su fauna más rabiosa se revelan ante los espectadores. En los barrios bajos sólo existe la ley que el dinero puede comprar y los encargados de hacerla cumplir son los más sombríos personajes. En medio de ese infierno, se encuentra atrapado el iluso Harry Fabian, "un artista sin arte", por voluntad propia. Quiere mimetizarse, pues cree poseer la maldad y la habilidad suficientes; sin embargo, no parece darse cuenta que no cabe en ese orden, que no hay espacio para los soñadores. Lo que ha hecho hasta ahora es sobrevivir. Nos preguntamos por cuánto tiempo más y obtenemos la respuesta en esos pasos desesperados, en esa respiración agitada.

Dassin realiza esta adaptación de la novela homónima de Gerald Kersh, como una pesadilla sin escape posible, añadiendo más pasajes al retorcido laberinto en el que ha dispuesto a su protagonista. El film avanza con una inquietante atmósfera donde se respira todo ese aire de falsas esperanzas, de traiciones, de peligro y de ilusiones rotas. Ese clima se ve reforzado por la excelente fotografía de Mutz Greenbaum, que influenciado por el fotógrafo Arthur Felling, más conocido como WeeGee, supo imprimir el tono sórdido y desencantado, en el que la noche toma una dimensión monstruosa, de amenaza constante. El film fue rodado en escenarios naturales, por lo que el realismo en ese aspecto es extraordinario.

De una fuerza y vigor fuera de lo común. Dura, asfixiante, claustrofóbica, intensa, sin concesiones. La música, de Franz Waxman, aporta la emoción de una música orquestal que estremece con armonías intensas y distorsionadas. La fotografía utiliza encuadres similares a los de Orson Welles. La cámara usa ángulos torturados, sombras inmensas, un claroscuro muy brillante y un dibujo neoexpresionista de gran belleza visual.

El guión define muy bien la figura del protagonista y la de los personajes que pueblan su entorno. Mary es la única que encarna la bondad en un mundo de malvados. La interpretación de Widmark es una de las más sobresalientes de su carrera. Un guión sin fisuras, muy creíble y con un final que no por esperado deja de ser de auténtico lujo. Allí donde otros films cierran apresuradamente, Dassin consigue que en tan sólo 95 minutos ocurran miles de cosas, que además estén interconectadas de un modo impecable y que el final de esta historia sea un punto y final soberbio a todas ellas.

En una de las mejor filmadas películas de Cine Negro de la historia, el gran Dassin no deja cabos sin atar.


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Scorpio

Jueves 15 de julio a las 18 hs.

Título original: "Scorpio" (1973)

Dirigida por Michael Winner; con Burt Lancaster, Alain Delon y Paul Scofield. (113 min.)

El experimentado agente de la CIA Cross (Burt Lancaster) es sospechoso de ser un agente doble que ofrece sus servicios al KGB. La agencia intenta eliminarlo, pero falla en su plan y Cross consigue escapar a Europa. Dadas estas circunstancias, la CIA contacta con un joven asesino francés - a quienes se les llama "Scorpio" (Alain Delon) para acabar con Cross. Se inicia así una frenética caza humana.

Extraordinaria obra maestra del género de espías en particular y del cine de los 70 en general. Crudo y complejo retrato del paso del tiempo y el cambio de valores y mentalidades, de la insignificancia de las personas y lo fácilmente sacrificables que son ante los grandes intereses. Un film con una dirección impecable y un guión perfectamente delineado, con excelentes interpretaciones tanto de Burt Lancaster como de Alain Delon y Paul Scofield (sorprendente en su papel del descreido espía soviético Zarkhov); con escenas de acción y violencia contundentes, con una profunda reflexión sobre la amistad masculina, sobre la traición y con un final antológico.

"Hay continuas referencias al desgarrador pasado europeo, apuntando todo a que tanto Cross como Zharkov aunque ahora luchen en bandos opuestos en su día combatieron juntos contra el fascismo, realizándose algunas alusiones a la Guerra Civil española (1936-1939) como el santo y seña que emplea Cross al llegar a Viena “lo de España fue hace mucho”, siendo contestado “allí murieron los mejores”. El mismo músico al que Cross recurre en busca de ayuda es judío y en su día estuvo en un campo de concentración y Cross salvó su vida. Entonces parecían saber contra qué y por qué luchaban: el fascismo, pero los tiempos cambian, aunque ellos sigan siendo los mismos. Zharkov incluso estuvo recluido en un campo de trabajo durante el estalinismo."

"También es un reflejo de lo viejo frente a lo nuevo. La CIA y la KGB prefieren jóvenes eficientes agentes por su docilidad y su fe en el sistema para el que trabajan, frente a los experimentados Cross y Zharkov, quienes sin embargo después de todo lo que han vivido, piensan y reflexionan, no limitándose a cumplir órdenes, pudiendo suponer por ello un incordio cuando no peligro para sus respectivas organizaciones."

"El tono crudo y en cierto modo pesimista del filme está en sintonía con muchos thrillers de la década, y es ayudado por la delicada banda sonora de un acompañante habitual en las películas de Winner, Jerry Fielding (Grupo Salvaje, otra película otoñal) en un tono nostálgico acompañado por el sonido del acordeón en su inicio un día nublado por un bulevar de París, Lancaster con su gabardina, sombrero y un periódico (evocadores del espionaje). Una apropiada composición que transmite intensidad, dramatismo y por supuesto tratándose de un thriller de espionaje, tensión y suspense. Curiosamente esta película, que no deja en muy buen lugar a la CIA, cuenta con uno de los compositores que padecieron la caza de brujas del senador McCarthy, siendo Fielding de padres inmigrantes rusos, incluido en la lista negra de Hollywood entre 1953 y 1961."

(El autor de estos últimos tres párrafos es José Luis Urraca Casal. Fuente: www.unmundodecine.com. Artículo: http://www.unmundodecine.com/2008/04/scorpio.html)

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El Confidente

Jueves 22 a las 19 hs

Título original: "Le Doulos" (1962)

Dirigida por Jean-Pierre Melville; con Jean Paul Belmondo, Serge Reggiani, Jean Desailly y otros. (108 min.)

La palabra francesa "doulos" refiere a un tipo de sombrero de ala ancha, el mismo que utilizan comúnmente los gángsters en el film noir. Asimismo, en la jerga policial o del hampa define al informante, al delator, al soplón. Esta ambigüedad presente en el título se vuelca en toda la película.

Nada es lo que parece en Le doulos, quienes pensamos traidores pueden no serlo, toda afirmación de los personajes debe ser puesta en duda, los "bandos" son difusos y presentan todos ellos costados reprobables. La lealtad de alguno puede ser tan inesperada como la traición. Un interrogatorio al borde de la tortura puede ocultar un acto de camaradería y el asesinato a sangre fría ser el único medio para la supervivencia.

Al igual que en su siguiente película "Le Samouraï", Melville explora la aparente contradicción entre el honor y la moral en el mundo de los gangsters. Los criminales son profesionales implacables y fríos, pero siempre dejan entrever en breves gestos corporales, en un milimétrico momento de inacción, en una furtiva mirada a un espejo, el torbellino emocional que atraviesan, la fuerza de la duda que les arremete y les obliga a hacer un doloroso balance de las consecuencias de sus actos. A la vez, adhieren a un código de honor que los sitúa en un asidero moral más firme que el de la policía. Mientras que El Samouraï logra esto en una trama minimalista, con poco diálogo, Le Doulos se parece más al filme tradicional de detectives, pero más inteligente que la norma y menos predecible. El argumento es complejo y recién a los quince minutos del final se descubre quiénes son los villanos y quiénes son los buenos.

En esta historia Maurice (Serge Reggiani) es un experto ladrón que ha pasado seis años en la cárcel por un robo anterior, y acaba de salir a la calle. Como suele suceder en estos casos, lo primero que hará sera reunirse con sus antiguos conocidos para reengancharse a su anterior vida y volver al trabajo. Sin embargo, hay un nuevo tipo dentro de su círculo: Silien. Magistralmente interpretado por Jean Paul Belmondo, Silien es un criminal frio y de imagen amable, que rara vez muestra sus sentimientos, y que tiene fama de ser un confidente de la policía.

Pero Maurice necesita el dinero, asi que no hará caso de habladurías, y se meterá de lleno en el trabajo. Asi arranca esta apasionante historia de policías y ladrones a la antigua usanza, de las que ya no se hacen. Y es que como corresponde al género, se trata de una película que trata con crudo realismo, sin florituras ni concesiones a la galería, el mundo del hampa. Con sus victorias y fracasos, con sus búsquedas de venganza y redención, y con su inevitable fatalidad, siempre presente, y de la que nadie puede escapar.

El aspecto visual es soberbio, usando las luces y las sombras casi como un protagonista más de la película. Y el guión nos mantendra en vilo durante la hora y media escasa de metraje, intentando averiguar los “qués”, pero sobre todo y mucho mas interesante, los “porqués”.

Esta gema fílmica del genial Melville ("el gran poeta del cine criminal" según el Los Angeles Times) es sin ninguna duda otra de sus verdaderas obras maestras.

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Queimada


Jueves 29 a las 19 hs.

Título original: "Queimada!" (1969)

Dirigida por Gillo Pontecorvo; con Marlon Brando, Evaristo Márquez, Norman Hill. Música: Ennio Morricone. (121 min.)

Rodada en gran parte en Colombia y producida por Alberto Grimaldi, "Queimada!" es una rara mezcla de cine político y de aventuras con el plus de contar con un ícono como el inmenso Marlon Brando en el pico de su carrera.

"Si usted quiere sólo sexo, ¿qué cuesta más, mantener a una esposa o contratar el tiempo que usted quiera a una puta?". Así de expresivo se mostraba Sir William Walker (un magistral Brando), mercenario inglés llegado a la isla caribeña de Queimada en busca de la abolición de la esclavitud. Detrás, una potencia colonial en declive, Portugal, que controla la isla a su antojo y, en consecuencia, la producción de azúcar. Walker, al servicio de Inglaterra, formará un ejército revolucionario con José Dolores como cabeza visible, para destronar del poder a los portugueses. Dolores será el nuevo gobernante y, traicionando su ideal, admitirá la llegada de la civilización inglesa. Pero las revoluciones suelen ser traicionadas y una gran vuelta de tuerca vuelve a traer a la isla a William Walker, esta vez con un propósito diferente.

El film es una de las grandes gemas del cine político, muy entretenido, con mucha acción y excelentes escenarios naturales. Genial reflejo del paso del mercantilismo al capitalismo, de la esclavitud gratuita a la seudoesclavitud asalariada. Una historia profunda y humana que ofrece también una valiosa reflexión sobre que la unión hace la fuerza y, sin embargo, la falta de una clara conciencia política puede hacer que esa fuerza se quede en nada.

Fieles a sus ideales políticos y sociales, el director (prestigiado por nada menos que "La Batalla de Argel") y el mismo Brando, que se profesaban admiración mutua, decidieron colaborar en este agresivo proyecto en contra del colonialismo y la esclavitud. Al final, debido a sus diferencias creativas en la construcción del personaje de Walker y a la testarudez de ambos, terminaron enemistándose y, según cuenta la leyenda, Brando amenazó a Pontecorvo con matarle si volvía a encontrárselo alguna vez. Mientras Pontecorvo quería un malo tradicional, Brando prefería pintar un hombre íntegro con un trabajo execrable; es decir, algo más humano y creíble.
En este caso, Brando fue quien tuvo razón, y lo demostró con una interpretación inolvidable, plena de matices, que sostiene con fuerza una película que contaba con actores no profesionales (entre ellos el coprotagonista Evaristo Márquez y prácticamente todos los demás extras y secundarios colombianos).

Destacan además una buena fotografía y puesta en escena, escasos pero mordaces diálogos, y una gran ambientación colonial.
Un gran y olvidado film de Pontecorvo, aquel director que supo convertir el cine político en arte, y viceversa.


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