Viernes 2 de mayo
Domingo 18 de mayo
Título original:
"The Man Who Fell To Earth" (1976)
Dirigida por Nicholas Roeg; con David Bowie, Candy Clark y otros
Los años 70 están plagados de devaneos artísticos que tiran hacia la psicodelia, el amor libre y demás, y la ciencia ficción fue un recurso muy utilizado en el cine para construir todo tipo de metáforas sociales usando planteamientos de futuros distantes. En ese contexto saldrán a la luz obras como “Zardoz” (1974) de John Boorman (con la cual comenzamos nuestro ciclo el mes pasado), “Quintet” (1979) de Robert Altman, o “La fuga de Logan” (“Logan’s Run”, 1976) de Michael Anderson.
En este contexto surge esta película que además hace una crítica de la sociedad norteamericana de su tiempo, de su superficialidad y su inagotable sed de dinero. Es la historia de un extraterrestre del planeta Anthea que cae en la Tierra en busca de agua para su planeta, pero se va adaptando muy bien a este planeta. La misión del antheano, quien asume el nombre terrestre de Thomas Jerome Newton, consiste en hacerse archimillonario, explotando las patentes resultantes de registrar varios inventos antheanos que pronto lo convierten, efectivamente, en el hombre más rico del mundo. En un principio, está más que dispuesto a lograr sus metas de antheano. Pero, a medida que pasa más tiempo entre nosotros, comienza a desarrollar un lado humano y a disfrutar de los aspectos añadidos de la cultura terrestre.
Algunas imágenes de este film aparecen en las portadas de sus discos "Station to Station" y "Low", que se dice que contienen fragmentos de la banda de sonido que Bowie había compuesto para la película, pero que luego no fue utilizado.
Aquí va un tema de cada disco:
Ver Trailer de la película: (cliquea aquí)
Este ciclo está dedicado a aquellos géneros cinematográficos que por lo general no se ven reflejados en los ciclos de cine-debate o cine arte, como por ejemplo, el cine clásico, el cine bizarro, la ciencia ficción, el cine negro, el erótico, el de terror, el spaghetti western, el blaxploitation, el anime, el cine clase 'b' en general y otros géneros. Dentro de estos subgéneros cinematográficos pueden encontrarse verdaderas joyas cinematográficas, como así también las peores películas de la historia; pero si hay algo que todas tienen en común es su garantía de diversión. Esperamos que lo disfruten.
Los Cínecos
PROGRAMACIÓN AÑO 2014
La Dama De Shanghai
Viernes 9 de mayo
Título Original: "The Lady From Shanghai" (1947)
Dirigida por Orson Welles; con Rita Hayworth, Orson Welles, Everett Sloane y Glenn Anders.
Adaptación de un relato policíaco de Sherwood King, "La Dama de Shanghai" narra la historia de Michael O´Hara (Orson Welles), un marinero que salva de un atraco a Elsa (Rita Hayworth, cuyo pelo corto y teñido de rubio platino sorprendió al público de todo el mundo), la esposa de Bannister (Everett Sloane, en un papel brillante), un rico abogado quien le ofrece trabajar en su barco. Allí conoce a George Grisby (Glenn Anders), el socio de Bannister, que le propone simular su asesinato por cinco mil dólares, que le servirían para huir con la mujer. A partir de este momento, el personaje protagonizado por Welles se mete en una perversa espiral de trampas y misterios de la que no puede escapar.
Esta historia posee un ritmo infernal, un clima de intriga que no decae en ningún momento a pesar de no intercalar flashback alguno y unos diálogos punzantes, llenos de ironía y cinismo.
Formalmente hablando "La Dama de Shanghai" resulta magnífica, como no podía ser de otra manera en cualquier film del gran Orson Welles. Impresionantes juegos de luces y sombras, como ejemplo, el breve encuentro en el acuario entre Elsa y O´Hara, donde se muestran contraluces propios del mejor “film noir”. Encuadres y movimientos de cámara que retratan un mundo sórdido e inestable, en el que los personajes se abalanzan a un final trágico, inevitable para ellos, a causa de cumplir su propio destino.
Rodeada de polémica desde el momento de su estreno en 1948, cincuenta años después "La Dama De Shanghai" se considera un clásico de Welles, y la célebre escena de los espejos, tan fascinante como compleja en su juego de apariencia y realidad, pero de maldad multiplicada hasta el infinito, es una de las más deslumbrantes de la historia del cine.En definitiva La Dama de Shangai es una de las mejores obras del cine negro, inmortal al paso de los años.
Ver la famosa escena de los espejos: (cliquea aquí)
Título Original: "The Lady From Shanghai" (1947)
Dirigida por Orson Welles; con Rita Hayworth, Orson Welles, Everett Sloane y Glenn Anders.
Adaptación de un relato policíaco de Sherwood King, "La Dama de Shanghai" narra la historia de Michael O´Hara (Orson Welles), un marinero que salva de un atraco a Elsa (Rita Hayworth, cuyo pelo corto y teñido de rubio platino sorprendió al público de todo el mundo), la esposa de Bannister (Everett Sloane, en un papel brillante), un rico abogado quien le ofrece trabajar en su barco. Allí conoce a George Grisby (Glenn Anders), el socio de Bannister, que le propone simular su asesinato por cinco mil dólares, que le servirían para huir con la mujer. A partir de este momento, el personaje protagonizado por Welles se mete en una perversa espiral de trampas y misterios de la que no puede escapar.
Esta historia posee un ritmo infernal, un clima de intriga que no decae en ningún momento a pesar de no intercalar flashback alguno y unos diálogos punzantes, llenos de ironía y cinismo.
Formalmente hablando "La Dama de Shanghai" resulta magnífica, como no podía ser de otra manera en cualquier film del gran Orson Welles. Impresionantes juegos de luces y sombras, como ejemplo, el breve encuentro en el acuario entre Elsa y O´Hara, donde se muestran contraluces propios del mejor “film noir”. Encuadres y movimientos de cámara que retratan un mundo sórdido e inestable, en el que los personajes se abalanzan a un final trágico, inevitable para ellos, a causa de cumplir su propio destino.
Rodeada de polémica desde el momento de su estreno en 1948, cincuenta años después "La Dama De Shanghai" se considera un clásico de Welles, y la célebre escena de los espejos, tan fascinante como compleja en su juego de apariencia y realidad, pero de maldad multiplicada hasta el infinito, es una de las más deslumbrantes de la historia del cine.En definitiva La Dama de Shangai es una de las mejores obras del cine negro, inmortal al paso de los años.
Ver la famosa escena de los espejos: (cliquea aquí)
Baise-Moi
Viernes 16 de mayo
Título original: "Baise-Moi" (2000)
Dirigida por Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi ; con Karen Lancaume y Raffaëla Anderson.
Nunca estrenada en la Argentina por autocensura de las distribuidoras, llega a Mar del Plata un verdadero filme de culto de la década del 90.
El filme, de apenas 77 minutos, narra la historia de dos mujeres, Nadine y Manu, que se encuentran una noche y, en plena huida, en un frenesí de sexo, drogas, armas y alcohol, asesinan a hombres por placer. La película, "un manifiesto feminista" según la autora de la historia, incluye una escena de violación como nunca se había visto en una película originalmente pensada para su explotación en salas comerciales. Con una muy accidentada distribución en Francia, con prohibiciones varias incluidas, es una obra de formas y planteamientos muy duros, casi traumáticos para el público en general, y que son el reflejo en la pantalla de la personalidad radical y la libertad sin límites ni escrúpulos en la que militan sus autoras.
Su mensaje, en contra de lo que los rumores sobre esta cinta vienen desarrollando, no es el de un feminismo radical contado a través de una historia de mantis religiosas que pretenden vengar al supuesto sexo débil de la masculinidad imperante. Lo que "Baise moi" expone es el desarraigo de dos mujeres asqueadas del mundo en el que viven, sucio no sólo por el machismo, sino por un odio omnipresente, que es el que las destruye como personas y el que las sitúa en otro estado del ser, absolutamente infrecuente y en cierto modo superior, y basado en el sexo y la violencia extrema.
Rodada con una pequeña cámara de vídeo digital y sin artificios, lenta en su planteamiento y, si se soporta, interesante, afronta su historia con una técnica concienzudamente provocadora, construida a partir de elementos acertados o fallidos, pero siempre radicales: una banda sonora con temas de rock duro y punk, escenas de sexo en formato tranquilamente pornográfico, una cámara que se mueve a veces a ritmo de corriente Dogma y una violencia sin tapujos, digna de la exageración de filmes como, por ejemplo, Asesinos por naturaleza. Una road movie de vidas más allá del límite, y que se empapa del odio y el extremismo de lo que cuenta hasta convertirse en una película desagradable pero con sentido, pornográfica pero rotunda, y con la virtud o el defecto cinematográfico de ser libre a costa de la provocación al espectador.
"De hecho, es un film punk, no pretendíamos hacer otra cosa", explicó Despentes en el Festival de Cine de Locarno (año 2000), rodeada por sus actrices y su correalizadora. Ante la consabida pregunta de si consideraban haber hecho un film pomo, la primera en responder -furiosamente, como si estuviera a punto de sacar un arma, como en la película- fue Rafaëlla Anderson, que interpreta a Nadine: "Una película porno tiene una vocación masturbatoria. No es éste el caso. ¿O es que alguien puede excitarse con una escena de violación como la de Baise-moi? Si hay escenas de sexo explícito en la película es porque queríamos evitar todas esas contorsiones ridículas que se hacen habitualmente para evitar mostrar el acto sexual". Para Despentes, la cosa es aún más clara: "Baise-moi es un film de guerra. Hay violencia ahí afuera y la película responde a esa violencia. La violencia sexual es violencia social. La explotación sexual es explotación social. Durante años, el cine se ha apropiado de nuestra imagen y de nuestra sexualidad como mujeres y con Baise-moi queremos revertir la situación". Con respecto a la censura, para Despentes, que antes de dedicarse al cine y a las letras hizo un poco de todo, desde atender un porno-shop hasta una casa de masajes) tampoco hay dudas: "No es una casualidad que la censura, la calificación X, haya caído sobre nuestra película. Somos todas mujeres; ellas tres vienen del pomo y yo no salí de una escuela de cine, precisamente. Mientras las chicas estemos en cuatro patas, en tren de chupar lo que sea, somos todas simpáticas, pero si renunciamos a este pequeño juego los hombres se enfurecen. En las películas tradicionales, las chicas son forzadas, pero siempre de manera que parezca algo divertido. Y no hay nada divertido en ser una chica. Por eso era importante empezar la película con una violación y con un asunto de prostitución. Y reivindicar también nuestro derecho, como mujeres, defilmar esa escena y de filmarla de esa manera, sin buscar la sensualidad. Llegó el momento de llamar a las cosas por su nombre".
Por su alto contenido de violencia y sexo explícito, obviamente no es apta para menores de 18 años.
Ver trailer: (cliquea aquí)
Web oficial de la película: http://www.baise-moi.co.uk/
Título original: "Baise-Moi" (2000)
Dirigida por Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi ; con Karen Lancaume y Raffaëla Anderson.
Nunca estrenada en la Argentina por autocensura de las distribuidoras, llega a Mar del Plata un verdadero filme de culto de la década del 90.
El filme, de apenas 77 minutos, narra la historia de dos mujeres, Nadine y Manu, que se encuentran una noche y, en plena huida, en un frenesí de sexo, drogas, armas y alcohol, asesinan a hombres por placer. La película, "un manifiesto feminista" según la autora de la historia, incluye una escena de violación como nunca se había visto en una película originalmente pensada para su explotación en salas comerciales. Con una muy accidentada distribución en Francia, con prohibiciones varias incluidas, es una obra de formas y planteamientos muy duros, casi traumáticos para el público en general, y que son el reflejo en la pantalla de la personalidad radical y la libertad sin límites ni escrúpulos en la que militan sus autoras.
Su mensaje, en contra de lo que los rumores sobre esta cinta vienen desarrollando, no es el de un feminismo radical contado a través de una historia de mantis religiosas que pretenden vengar al supuesto sexo débil de la masculinidad imperante. Lo que "Baise moi" expone es el desarraigo de dos mujeres asqueadas del mundo en el que viven, sucio no sólo por el machismo, sino por un odio omnipresente, que es el que las destruye como personas y el que las sitúa en otro estado del ser, absolutamente infrecuente y en cierto modo superior, y basado en el sexo y la violencia extrema.
Rodada con una pequeña cámara de vídeo digital y sin artificios, lenta en su planteamiento y, si se soporta, interesante, afronta su historia con una técnica concienzudamente provocadora, construida a partir de elementos acertados o fallidos, pero siempre radicales: una banda sonora con temas de rock duro y punk, escenas de sexo en formato tranquilamente pornográfico, una cámara que se mueve a veces a ritmo de corriente Dogma y una violencia sin tapujos, digna de la exageración de filmes como, por ejemplo, Asesinos por naturaleza. Una road movie de vidas más allá del límite, y que se empapa del odio y el extremismo de lo que cuenta hasta convertirse en una película desagradable pero con sentido, pornográfica pero rotunda, y con la virtud o el defecto cinematográfico de ser libre a costa de la provocación al espectador.
"De hecho, es un film punk, no pretendíamos hacer otra cosa", explicó Despentes en el Festival de Cine de Locarno (año 2000), rodeada por sus actrices y su correalizadora. Ante la consabida pregunta de si consideraban haber hecho un film pomo, la primera en responder -furiosamente, como si estuviera a punto de sacar un arma, como en la película- fue Rafaëlla Anderson, que interpreta a Nadine: "Una película porno tiene una vocación masturbatoria. No es éste el caso. ¿O es que alguien puede excitarse con una escena de violación como la de Baise-moi? Si hay escenas de sexo explícito en la película es porque queríamos evitar todas esas contorsiones ridículas que se hacen habitualmente para evitar mostrar el acto sexual". Para Despentes, la cosa es aún más clara: "Baise-moi es un film de guerra. Hay violencia ahí afuera y la película responde a esa violencia. La violencia sexual es violencia social. La explotación sexual es explotación social. Durante años, el cine se ha apropiado de nuestra imagen y de nuestra sexualidad como mujeres y con Baise-moi queremos revertir la situación". Con respecto a la censura, para Despentes, que antes de dedicarse al cine y a las letras hizo un poco de todo, desde atender un porno-shop hasta una casa de masajes) tampoco hay dudas: "No es una casualidad que la censura, la calificación X, haya caído sobre nuestra película. Somos todas mujeres; ellas tres vienen del pomo y yo no salí de una escuela de cine, precisamente. Mientras las chicas estemos en cuatro patas, en tren de chupar lo que sea, somos todas simpáticas, pero si renunciamos a este pequeño juego los hombres se enfurecen. En las películas tradicionales, las chicas son forzadas, pero siempre de manera que parezca algo divertido. Y no hay nada divertido en ser una chica. Por eso era importante empezar la película con una violación y con un asunto de prostitución. Y reivindicar también nuestro derecho, como mujeres, defilmar esa escena y de filmarla de esa manera, sin buscar la sensualidad. Llegó el momento de llamar a las cosas por su nombre".
Por su alto contenido de violencia y sexo explícito, obviamente no es apta para menores de 18 años.
Ver trailer: (cliquea aquí)
Web oficial de la película: http://www.baise-moi.co.uk/
More
Viernes 23 de mayo
Título original: "More" (1969)
Dirigida por Barbet Schroeder, con Klaus Grünberg y Mimsy Farmer.
Un joven alemán, Stefan Brückner (Klaus Grünberg), tras finalizar sus estudios en matemáticas emprende un viaje "a dedo" que le llevará a París. Allí conoce a Estelle Miller (Mimsy Farmer). A pesar de las advertencias que recibe de un amigo sobre Estelle (como una destructora de hombres), Stefan se enamora de ella y la sigue hasta Ibiza, donde descubre que está relacionada con un individuo que parece dirigir su vida. Allí se desarrollará una historia de amor y destrucción que refleja la experimentación con las drogas y el sexo propios de la época, y sufrió cortes de la censura en varios países.
Un retrato de la escena hippie del momento en Europa centrado especialmente en la vida de las comunas en Ibiza. Es considerada por algunos especialistas como una película de culto en parte por la banda sonora compuesta por Pink Floyd exclusivamente para el filme.
Extracto de una entrevista a Barbet Shroeder publicada en http://www.revistanumero.com/20aleteo.htm:
- ¿Cuál fue su primer proyecto como director?
- More, con música de Pink Floyd, rodada en el otoño de 1968. Era una historia de amor y destrucción; la idea era hacer la historia de una mujer fatal en camiseta.
- ¿En qué momento entró Pink Floyd a hacer la música?
- Cuando estaba realizando el montaje los Pink Floyd no eran muy conocidos pero me gustaban mucho, así que fui a preguntarles si querían hacer la música para el filme. A ellos les pareció buena la idea y de inmediato nos pusimos a trabajar: tardamos sólo quince días en componerla, grabarla y editarla. Normalmente ellos demoraban un año en la preparación de un disco, pero con éste lograron uno de sus mayores éxitos.
Ver clip: (cliquea aquí)
Para escuchar música del film:
Título original: "More" (1969)
Dirigida por Barbet Schroeder, con Klaus Grünberg y Mimsy Farmer.
Un joven alemán, Stefan Brückner (Klaus Grünberg), tras finalizar sus estudios en matemáticas emprende un viaje "a dedo" que le llevará a París. Allí conoce a Estelle Miller (Mimsy Farmer). A pesar de las advertencias que recibe de un amigo sobre Estelle (como una destructora de hombres), Stefan se enamora de ella y la sigue hasta Ibiza, donde descubre que está relacionada con un individuo que parece dirigir su vida. Allí se desarrollará una historia de amor y destrucción que refleja la experimentación con las drogas y el sexo propios de la época, y sufrió cortes de la censura en varios países.
Un retrato de la escena hippie del momento en Europa centrado especialmente en la vida de las comunas en Ibiza. Es considerada por algunos especialistas como una película de culto en parte por la banda sonora compuesta por Pink Floyd exclusivamente para el filme.
Extracto de una entrevista a Barbet Shroeder publicada en http://www.revistanumero.com/20aleteo.htm:
- ¿Cuál fue su primer proyecto como director?
- More, con música de Pink Floyd, rodada en el otoño de 1968. Era una historia de amor y destrucción; la idea era hacer la historia de una mujer fatal en camiseta.
- ¿En qué momento entró Pink Floyd a hacer la música?
- Cuando estaba realizando el montaje los Pink Floyd no eran muy conocidos pero me gustaban mucho, así que fui a preguntarles si querían hacer la música para el filme. A ellos les pareció buena la idea y de inmediato nos pusimos a trabajar: tardamos sólo quince días en componerla, grabarla y editarla. Normalmente ellos demoraban un año en la preparación de un disco, pero con éste lograron uno de sus mayores éxitos.
Ver clip: (cliquea aquí)
Para escuchar música del film:
Drácula, el Príncipe de las Tinieblas
Viernes 30 de mayo
Título original: "Dracula, Prince of Darkness" (1966)
Dirigida por Terence Fisher; con Christopher Lee, Barbara Shelley y otros.
Se trata de la tercera de las películas que conforman la serie que la Hammer dedicó a la creación de Bram Stoker. Y como en la primera, lleva la batuta de la dirección el excelente Terence Fisher, que ahí consigue uno de sus mejores trabajos, y por ende, una de las mejores películas fantásticas de todos los tiempos. La Hammer Film Productions Limited fue una productora británica que entre los '50 y los '60 renovó el género del terror con películas baratas donde solían repetirse los actores, los directores y las historias. Su mérito fue darle nueva vida a personajes que ya parecían enterrados por el medio, y es el caso del conde Drácula en este filme: una pareja de turistas quedan atrapados en el castillo donde el perverso vampiro acaba de despertar luego de varios años fuera de combate.
El legendario Christopher Lee interpreta al conde, mientras Terence Fisher (El Mastín de los Baskervilles) dirige y cumple como buen artesano. La película se inicia con un prólogo, que no es otra cosa que el soberbio final de Drácula (1958), donde una voz en off va explicando como Van Helsing terminó con el imperio de Tinieblas de Drácula. Debido a la diferencia de formatos entre los dos filmes (Drácula está rodada en formato cuadrado y Drácula, Príncipe de las Tinieblas, en panorámico) el director envuelve en una especie de neblina estas imágenes de arranque, que sirven no solo para enmascarar esta dificultad técnica sino también para crear una atmósfera fantasmal y fantástica de gran efectividad. A continuación se nos ofrece una escena estupenda para presentar al padre Sandor. Los lugareños, ante la sospechosa muerte de una joven, creen que se trata de vampirismo, pero él les reprocha su comportamiento supersticioso, y consigue que la madre de la muchacha recupere su cuerpo para ser enterrado como Dios manda. Este antagonista de Drácula se define en esta y en posteriores escenas, sobre todo en el encuentro con los ingleses en la taberna, como un hombre práctico, amante de los placeres sencillos y enemigo de toda superstición: un cazavampiros atípico y dotado de una gran frialdad.
“Drácula, príncipe de las tinieblas” parte del nudo argumental ideado por Stoker, que formaba la trama de las anteriores entregas del cineasta británico. Dos parejas hacen caso omiso de las advertencias y se encaminan al castillo del conde Drácula. Tras un accidente no del todo fortuito, son recogidos por un macabro personaje. Lo mejor de esta secuela de “Drácula” es la espléndida atmósfera de misterio, horror sobrenatural, y sin embargo, elegancia, que destila el filme, tan lejos de los efectismos de las malas películas actuales de terror. A la sutil ambigüedad de la obra no es ajena la composición del personaje principal que hace Christopher Lee, el actor que mejor ha sabido interpretar el maléfico a la vez que sugestivo noble transilvano, hasta el punto de que los rasgos del vampiro por excelencia han tomado ya, en la memoria colectiva de los espectadores, la imponente faz del actor inglés.
Filme muy recomendado para los aficionados al género de terror.
Ver escena: (cliquea aquí)
Ver página completa
Título original: "Dracula, Prince of Darkness" (1966)
Dirigida por Terence Fisher; con Christopher Lee, Barbara Shelley y otros.
Se trata de la tercera de las películas que conforman la serie que la Hammer dedicó a la creación de Bram Stoker. Y como en la primera, lleva la batuta de la dirección el excelente Terence Fisher, que ahí consigue uno de sus mejores trabajos, y por ende, una de las mejores películas fantásticas de todos los tiempos. La Hammer Film Productions Limited fue una productora británica que entre los '50 y los '60 renovó el género del terror con películas baratas donde solían repetirse los actores, los directores y las historias. Su mérito fue darle nueva vida a personajes que ya parecían enterrados por el medio, y es el caso del conde Drácula en este filme: una pareja de turistas quedan atrapados en el castillo donde el perverso vampiro acaba de despertar luego de varios años fuera de combate.
El legendario Christopher Lee interpreta al conde, mientras Terence Fisher (El Mastín de los Baskervilles) dirige y cumple como buen artesano. La película se inicia con un prólogo, que no es otra cosa que el soberbio final de Drácula (1958), donde una voz en off va explicando como Van Helsing terminó con el imperio de Tinieblas de Drácula. Debido a la diferencia de formatos entre los dos filmes (Drácula está rodada en formato cuadrado y Drácula, Príncipe de las Tinieblas, en panorámico) el director envuelve en una especie de neblina estas imágenes de arranque, que sirven no solo para enmascarar esta dificultad técnica sino también para crear una atmósfera fantasmal y fantástica de gran efectividad. A continuación se nos ofrece una escena estupenda para presentar al padre Sandor. Los lugareños, ante la sospechosa muerte de una joven, creen que se trata de vampirismo, pero él les reprocha su comportamiento supersticioso, y consigue que la madre de la muchacha recupere su cuerpo para ser enterrado como Dios manda. Este antagonista de Drácula se define en esta y en posteriores escenas, sobre todo en el encuentro con los ingleses en la taberna, como un hombre práctico, amante de los placeres sencillos y enemigo de toda superstición: un cazavampiros atípico y dotado de una gran frialdad.
“Drácula, príncipe de las tinieblas” parte del nudo argumental ideado por Stoker, que formaba la trama de las anteriores entregas del cineasta británico. Dos parejas hacen caso omiso de las advertencias y se encaminan al castillo del conde Drácula. Tras un accidente no del todo fortuito, son recogidos por un macabro personaje. Lo mejor de esta secuela de “Drácula” es la espléndida atmósfera de misterio, horror sobrenatural, y sin embargo, elegancia, que destila el filme, tan lejos de los efectismos de las malas películas actuales de terror. A la sutil ambigüedad de la obra no es ajena la composición del personaje principal que hace Christopher Lee, el actor que mejor ha sabido interpretar el maléfico a la vez que sugestivo noble transilvano, hasta el punto de que los rasgos del vampiro por excelencia han tomado ya, en la memoria colectiva de los espectadores, la imponente faz del actor inglés.
Filme muy recomendado para los aficionados al género de terror.
Ver escena: (cliquea aquí)
Ver página completa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)