
Título original: "Il Gattopardo" (1963)
Dirigida por Luchino Visconti; con Burt Lancaster, Claudia Cardinale, Alain Delon, Paolo Stoppa, Rina Morelli, Romolo Valli, Pierre Clémenti, Leslie French,

La vida de Don Fabrizio, Príncipe de Salina, y de toda su familia, se ve alterada tras la invasión de Sicilia por las tropas de Garibaldi.
De modo que todos se refugian en la casa de campo que la familia tiene en Donnafugatta. Hasta el lugar se desplazan, además de la mujer del Prínicipe y sus tres hijos, el joven Tancredi, el sobrino predilecto de Don Fabrizio.


del autor y el de un Visconti plenamente identificado con un personaje al que ama.
Con una dirección magistral y una puesta en escena de fuertes influencias pictóricas, “El Gatopardo”

se sustenta en un guión rico en detalles y matices de Suso Checci D’Amico y Enrico Medioli entre otros, al que Visconti viste con las mejores galas, arropado por la brillante fotografía de Giuseppe Rotunno, el suntuoso vestuario de Piero Tosi y la inmortal partitura de Nino Rota -que adaptó una sinfonía suya inacabada, y recuperó un vals inédito de Verdi-,

para regalarnos esta hermosa, lúcida y barroca reflexión sobre un mundo que se extingue serenamente en los dulces brazos de la muerte.
Dirigida poco antes de la trilogía germánica ("Muerte en Venecia",
"Ludwig" y "La caída de los dioses" ),


y por unos jovencitos Alain Delon (Tancredi) y Claudia Cardinale (Angélica), la Italia del Rissorgimento, la revolución garibaldina, la decadencia de los estados pontificios y la fundación del estado italiano moderno cobran vida ante nuestra vista gracias al talento operístico del director

(más que evidente en la genial escena del baile), de la música sublime de Nino Rota y a una fotografía luminosa que recoge toda la belleza de una puesta en escena memorable.
Estamos ante uno de los filmes más importantes,



Según el prestigioso crítico español José María Latorre: "La intensidad dramática de El Gatopardo, modelo de cómo el sentimiento personal se conjuga con la visión historicista


Estilísticamente, El Gatopardo significa la entrada de Visconti en una nueva técnica narrativa cinematográfica y, en este aspecto, resulta una obra refinada, esplendorosa, riquísima y artísticamente lograda; un acto de verdadera cultura, nada gratuito ni formalista.

Ganadora de la Palma de Oro de Cannes en 1963.
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