Martes 27 de septiembre
Título original: "Il Deserto dei Tartari" (1976)
Dirección: Valerio Zurlini
Intérpretes: Vittorio Gassman, Jacques Perrin, Giuliano Gemma, Helmut Griem, Philippe Noiret, Jean-Louis Trintignant, Max von Sydow, Fernando Rey, Francisco Rabal, Laurent Terzieff
Guión: André G. Brunelin, Jean-Louis Bertucelli (Novela: Dino Buzzati)
Fotografía: Luciano Tovoli
Música: Ennio Morricone
Producción: Coproducción Italia-Francia; Cinema Due / France 3 Cinéma
País: Alemania Occidental, Francia, Italia
Duración: 140 min.
Miembros de un ejército de difícil filiación esperan a lo largo de los años un ataque de los tártaros. Están tácitamente encerrados en la fortaleza de Bastiano, una construcción rodeada por los restos de una ciudad destruída y calcárea que limita con el desierto; "con la nada", como precisa uno de los personajes, pero que está estratégicamente situada para defender el paso de un inmenso y legendario desierto. Habitan un espacio casi mítico, alejado de la historia, del tiempo y del espacio, esperando que algo suceda entre la rigidez de las normas militares y la soledad absoluta y repetitiva de un lugar que está casi fuera del mundo. La vida de la guarnición se desarrolla en medio de patrullas, sesiones y discusiones sobre tácticas de batalla, mientras esperan que el ataque de un enemigo que nunca llega pueda justificar su presencia allí.
La historia se centra en el joven Giovanni Drogo, quien poco después de su ingreso en la fortaleza pretende abandonarla, intentando conseguir un certificado médico que lo releve, pero luego decide quedarse esperando el momento de que le lleguen las glorias militares, la lucha, la guerra...
Las grandiosas tomas del inmenso desierto, las montañas y la extraña ciudad abandonada, que parece contener algún misterio de tiempos pasados, todo contrasta terriblemente con el destino de los hombres: sólo basta con ver sus ridículas ceremonias, su férrea disciplina militar, su absurda e irrisoria carrera en medio del olvido, mientras lo sacrifican todo -salud, juventud, familia, amigos- por un ideal militar: liderar la defensa contra el ataque de un enemigo al que nadie jamás ha visto.
Los personajes están repletos de emociones reprimidas y confusión interior; el fuerte es una metáfora de su prisión espiritual y el enorme desierto es un recuerdo de sus miedos y aspiraciones perdidas a través de años y años de rutinas repetitivas que terminan convirtiéndose en sus vidas, mientras esperan que algo extraordinario les dé algún sentido a sus existencias.
La arena del desierto, la artificialidad de la vida militar dentro de la fortaleza, los rituales y los uniformes, los miedos inconfesados, las amistades y enemistades entre los oficiales, la autoridad que casi nunca explica sus decisiones, los recuerdos a medias de sus vidas pasadas, y el presentimiento siempre presente creado por las sombras del desierto, sombras que a veces generan visiones de una amenaza indefinible; una amenaza aplazada e inconcreta, pero obsesivamente presente.
Valerio Zurlini y su productor-protagonista Jacques Perrin fueron fieles a la novela, llevando a la pantalla una de las obras maestras de la literatura más abstractas, metafóricas y depresivas del siglo XX (además de ser una de las pocas novelas admiradas por Jorge Luis Borges). Con un reparto excepcional, Perrin está perfecto y convincente en su papel de Drogo, el joven oficial que espera y espera por algo que no sucede: el ataque de los tártaros simboliza todo aquello que anhela pero que tal vez cuando llegue sea demasiado tarde. Valiente, orgulloso y con grandes expectativas, el héroe se va volviendo cada vez más débil y fracasado bajo el peso implacable de los años.
Acompaña un reparto excepcional: Vittorio Gassman como el coronel Filimore, un hombre experimentado e inteligente que contrasta con el Mayor Mattis (Giuliano Gemma), un fanático de las reglas y el orden; Max Von Sydow en una de las actuaciones más brillantes de la película interpretando a Hortiz, un oficial veterano que espera de que llegue el ataque tártaro les cambie la vida; junto a Jean-Louis Trintignant, Francisco Rabal, Fernando Rey, Philippe Noiret y Helmut Griem.
La impresionante fotografía es realzada por la música de Ennio Morricone, ambas ayudan a retratar el paisaje onírico, inexorable y sobrecogedor que envuelve a este inolvidable y único film.
Ver trailer:
Este ciclo está dedicado a aquellos géneros cinematográficos que por lo general no se ven reflejados en los ciclos de cine-debate o cine arte, como por ejemplo, el cine clásico, el cine bizarro, la ciencia ficción, el cine negro, el erótico, el de terror, el spaghetti western, el blaxploitation, el anime, el cine clase 'b' en general y otros géneros. Dentro de estos subgéneros cinematográficos pueden encontrarse verdaderas joyas cinematográficas, como así también las peores películas de la historia; pero si hay algo que todas tienen en común es su garantía de diversión. Esperamos que lo disfruten.
Los Cínecos
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